La respiración larga y profunda es la respiración que se utiliza cuando se es niño/a. Desafortunadamente debido al ritmo de vida y el estrés, muchos adultos han perdido este hábito natural.
La respiración es tu aliento de vida y si tú no te ocupas de esto, nadie lo hará por ti. Nuestro cuerpo es poderoso, nuestra respiración no lo es. No hacemos respiraciones profundas. Olvidamos que el aire es más liviano que nuestra sangre. La sangre va a las células inferiores de los pulmones y el oxígeno tiene que unírsele allí para volverse roja. Pero si solo respiras en la parte superior de los pulmones y luego exhalas, no hay nada que hacer y sufres de falta de energía. La respiración debe bajar al área inferior de los pulmones para oxigenar adecuadamente la sangre. Si esto no ocurre, entonces apenas sobrevives. Los síntomas son que te agotas muy pronto y te fatigas muy rápido.
PERCIBE LAS TRES ÁREAS DE LA RESPIRACIÓN LARGA Y PROFUNDA
- Abdominal (diafragmática)
- Pectoral (costal)
- Superior (o clavicular)
Para identificar las tres partes de la respiración yóguica o larga y profunda, lo mejor es acostarte sobre tu espalda, cierras los ojos y ubica las palmas de las manos en el abdomen, inhala profundo y largamente por la nariz. Deja que se expanda la zona abdominal. Luego, exhala lentamente por la nariz y el abdomen se desinfla como un globo suavemente. Realiza entre 3 y 5 ciclos de esta respiración.
Luego, ubica las palmas de las manos sobre el pecho, mantén el diafragma quieto. No dejes que el abdomen se extienda. – Inhala lentamente utilizando los músculos del pecho utilizando los músculos intercostales entre las costillas. Y exhala observando la contracción de los mismos. Presta atención a la sensación de expansión. Y por último, coloca tus manos en la parte superior clavicular, contrae el ombligo y mantén el abdomen apretado. Eleva el pecho sin inhalar. Ahora inhala lentamente al expandir los hombros y las clavículas. Exhala manteniendo el pecho elevado. Sentirás la diferencia porque esta última es una respiración más corta.
La respiración completa sería: siéntate cómodamente y con la columna recta. Inhala profundamente por la nariz. El abdomen se expande. Sigue inhalando, deja que también el tórax se expanda mientras los pulmones se siguen llenando de aire, hasta que esa expansión llegue a la zona clavicular. Al exhalar, observa cómo se contrae primero la zona del pecho, luego el abdomen. Y a medida que vas expulsando el aire vas contrayendo suavemente el punto umbilical, finalizando con una presión suave para sacar la mayor cantidad de aire de los pulmones.
A tener en cuenta: La respiración se realiza por la nariz y la velocidad de inhalación y exhalación debe ser lenta, en partes iguales y silenciosa. La respiración completa se siente como una ola que recorre toda la columna. Es fluida y relajada. Y la mujer debe observar su respiración abdominal después del embarazo, porque toma la costumbre de continuar respirando desde la parte superior del cuerpo.
BENEFICIOS
- Mejora el sistema nervioso, los nervios, y el rejuvenecimiento de la glándula pineal y pituitaria.
- Te relaja mental y corporalmente.
- Revitaliza, da energía.
- Bombea fluido espinal hacia el cerebro.
- Ayuda al corazón en el bombeo de la sangre.
- Desintoxica y limpia la sangre.
- Regula el pH (la acumulación de CO2 acidifica la sangre).
- Estimula la producción de químicos, endorfinas en el cerebro, que eliminan la tendencia a la depresión.
- Da claridad y positividad. Transforma los estados negativos en positivos.
- Reduce la inseguridad y el miedo.
- Activa la curación emocional y física.
- Al aumentar la capacidad pulmonar, la glándula pituitaria empieza a secretar su hormona, el poder intuitivo de la mente empieza a desarrollarse.
- Te vuelve más consciente. Promueve el estado consciente de la conexión interna con la consciencia universal.